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martes, 9 de junio de 2009

BREVE HISTORIA DEL BANANO

Breve historia del banano en Honduras

Marel Medina

 

El banano es originario del sudeste asiático, sobre todo en la región indomalaya -musa acuminata y musa laisiana; "se cree que es la fruta más antigua del mundo, pues su planta data de tiempos prehistóricos; de millones de años"'.

 

"En el año 327 antes de Cristo, Alejandro Magno descubrió la planta cultivada en el valle del Indo, en la India. El enciclopedista romano Plinio (años 23-79 de nuestra era), uno de los primeros escritores que describió la especie, informó que los sabios indios, mientras filosofaban a la sombra de un banano, muchas veces no comían otra cosa que el fruto de esta planta, posteriormente clasificada por el botánico del siglo XVIII Linneo, quien le dio el nombre de Musa sapientum (musa de los sabios".

"Fue un manjar exclusivamente asiático hasta el siglo VII, cuando los mercaderes árabes llevaron la planta a Madagascar y después al África Occidental, donde habría de recibir su curioso nombre formado por la contracción de palabras de la región como bana, gbana, abana, funana y banane". Los portugueses la llevaron a las Islas Canarias desde Guinea. Ahora se cultiva, se consume e industrializa en toda la faja tropical del mundo.

Aunque se dice que el banano fue traído a América por el misionero fray Tomás de Berlança en 1516, vía Santo Domingo, o isla de La Española, ya existían en nuestro continente algunas variedades-musa paradisiaca var. nornalis- por "la diversidad de variedades que hay y su amplia distribución en la América tropical a inicios del siglo XVI, sugieren que el banano debe haber sido introducido en épocas precolombinas. G. Fernández de Oviedo y Valdés reportó, en su obra: Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme dcl mar Océano, la presencia de una planta llamada plátano en las Indias Occidentales y en las zonas del continente aledañas al mar Caribe. Dijo que esta fruta era distinta a la variedad europea, el banano-var. sapicutam- introducida a Santo Domingo desde las Islas Canarias en 1516. El obispo Pedraza también distinguió entre dos variedades de plátano cultivadas en Honduras. Aunque los plátanos son mencionados frecuentemente en la documentación, probablemente la mayoría no eran cultivados sino recolectados de fuentes silvestres. En 1798, el gobernador de Honduras reportó que el área habitada por lo Jicaques era tan fértil que un solo platanar se extendía por 36 leguas a lo largo de la ribera de un río sin necesidad de ser cultivado".

"La industria del banano tuvo su origen cuando el presbítero Manuel de Jesús Subirana junto con los Jicaques traídos desde Yoro, sembró a ambas riberas del río Tela, el guineo, llamado tiempo después banano". Al morir Subirana, los Jicaques regresaron a sus áreas interiores al norte del municipio de Yoro cerca de San José de Texíguat- y mucho más al sur, hasta la Montaña de la Flor. Así, la colonia y las plantaciones de plátanos y guineos al quedar abandonadas fueron declaradas bienes municipales; con la venta de la fruta esta corporación buscaba agenciar ingresos a la comuna.

En las Islas de la Bahía se estaba comercializando el banano desde 1860 para el mercado de Nueva Orleans 4, debido a su rentabilidad "varias plantaciones de banano empezaron a sembrarse en la zona costera del litoral norte".

En 1883, la municipalidad teleña cobraba colonaje por cada manzana de banano, plátano o coco cultivada en las tierras municipales o nacionales un monto de doce centavos y medio -un real- por mes. La zona agrícola comprendía de oeste a este entre la barra del río Ulúa hasta la barra del río Cuero y de norte a sur del litoral una legua hacia el interior.

"La industria bananera comenzó a extenderse por medio de denuncias y medidas de terrenos como lo hizo el alcalde Carlos C. Bolet de Tela, con dos mil hectáreas quien ofreció ver surcadas sus plantaciones por el ferrocarril. Las paralelas llegaron y las máquinas impulsadas por leña empezaron a conducir banano".

I "Después que el presidente Manuel Bonilla, en 1911, dio la primera concesión por noventinueve años, el monocultivo del banano originó la etapa capitalista de la Costa Norte".

Las concesiones comenzaron a darse desde mediados del siglo XIX, todas onerosas, ventajistas y humillantes, las de principios de siglo fueron más astutas y profundas.

El Porvenir -aldea Juan López- fue donde parece haberse ubicado la Vaccaro Bros. & Co., cerca de donde hoy está La Ceiba, la zona tuvo un auge bananero y portuario a finales del siglo XIX y principios del XX.

La llanura costera del atlántico hondureño fue acaparada por capitalistas estadunidenses y europeos para aumentar el cultivo del banano. Se asentaron desde el río Motagua en el municipio de Omoa, departamento de Cortés al oeste del litoral hasta el valle de Sico, en el municipio de Iriona departamento de Colón al este del valle del Aguán.

 

Honduras perdió parte del territorio nacional de las vegas del río Motaqua en una disputa contra Guatemala provocada por la United Fruit Co. y fallada en Washington en 1931 contra nuestro país.

 

 

Posteriormente, a medida que los gobiernos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX otorgaban concesiones y dispensas totalmente onerosas contra los intereses económicos, sociales y políticos del país empresas pequeñas y grandes comenzaron a disputarse las tierras y la producción bananera.

Desde 1850 Honduras comenzó a sufrir cambios socioeconómicos debido a que los productos básicos de exportación, especialmente los colorantes: índigo, añil, grana 0 cochinilla perdían demanda por los nuevos tintes químicos europeos.

La Reforma Liberal de Soto y Rosa, aceleró la h trasformación "basada e inspirada en la experiencia histórica de la revolución morazánica, el movimiento liberal comprende la necesidad de realizar cambios radicales que acometan contra las estructuras conservadoras que prolongan el poder colonial. De ahí surge un programa que se propone combatir el poder teocrático y los privilegios aristocráticos, promover la educación pública y obligatoria e impulsar el crédito, la industria, la agricultura y el comercio mediante una legislación adecuada, fomentar una política que favorezca la inmigración que trae consigo capital, fuerza de trabajo y tecnología" .

Mario Posas en la obra Monografía de la ciudad de Olanchito sintetiza una muestra de la clase de concesiones exigidas por los capitalistas estadunidenses. La siguiente fue otorgada a la Truxillo Railroad Co.:

'*EI derecho a cortar y usar gratuitamente las maderas que hubiere en terrenos nacionales que fueren necesarias para la construcción del muelle y el ferrocarril proyectado, así como para la construcción de casas, talleres y bodegas. También se le concedió con el mismo propósito, el uso de piedra, cal, arena, etc., que se encontrase en tierras nacionales no ocupadas.

.*Libre uso de la fuerza motriz de los ríos y demás corrientes naturales en un radio de cincuenta quilómetros de ferrocarril y ramales.

'Uso gratuito de los terrenos nacionales libres que la empresa necesitare para construir oficinas, bodegas y talleres para el uso del ferrocarril.

'*Exención de todo derecho o impuesto fiscal o municipal, ordinario o extraordinario, establecido o que en lo sucesivo se establezca, para todo lo relacionado con la construcción, mantenimiento y funcionamiento del ferrocarril, muelle y sus accesorios o dependencias.

'*Cesión al concesionario de diez mil hectáreas de terrenos nacionales en propiedad, con las maderas de todas las clases que contengan, por cada veinte quilómetros de linea principal o ramales construidos.

La decisión no fue debidamente planificada y por desconocimiento mercantil no se avizoraron las consecuencias económicas contra Honduras.

El gobierno liberal de Soto y Rosa promocionó nuevos cultivos como el café, la caña de azúcar, la minería, ganadería, el banano, coco, coyol, cacao, corozo, madera y otras frutas.

Una situación similar ocurrió con el gobierno de Callejas que presionado por el poder de los países grandes de la economía mundial obliga a Honduras a abrirse en su economía para complacer a las industrias y monopolios extranjeros en detrimento de las pequeñas, medianas y empresas grandes del país.

Los productores hondureños de banano sembraban este articulo en las riberas de los ríos del litoral norte que tuvieran capacidad de navegación fluvial, tales como: el Chamelecón, el Ulúa, el Leán, el Aguán, etc. Esta decisión permitió a los primeros inversionistas entrar a los valles de Sula, Leán, Aguán y posteriormente al valle de Sico.

En l888 la producción bananera se disputaba el primer lugar con el café en las exportaciones hondureñas . "En la Costa Norte se registra una intensa actividad encaminada a la explotación de variados recursos naturales: agrícolas, vegetales y forestales. La fruticultura de exportación se extiende a lo largo de las fértiles tierras del litoral atlántico, explotándose de una manera casi natural con el trabajo de la todavía escasa población local que por una mínima remuneración lleva a cabo las tareas de recolección y acopio que permiten  ofrecer a las cada vez más numerosas embarcaciones que se aproximan a comprarla.

Sin embargo, el acarreo de los productos agrícolas de las plantaciones a los puertos de Omoa y Trujillo significaba un gran obstáculo para los exportadores que usaban vapores de estos puertos hacia el este de Estados Unidos y posteriormente Europa. El ferrocarril era el medio de trasporte ideal.

El gobierno de José María Medina", previo al gobierno de Soto, buscaba un ferrocarril interoceánico que comunicara a Honduras desde la costa atlántica a la del pacifico por medio de empréstitos ingleses y franceses.

La decisión malhadada de Medina de otorgar al extranjero, posiblemente francés, Víctor Herrán en París y Carlos Gutiérrez (hondureño) en Londres, un poder que les daba carta blanca como ministros plenipotenciarios y gestores de los fondos para dicho ferrocarril con banqueros sin ética como BischoffLeim, Goldschmidt, o personajes ominosos, falsos y bribones como Charles Lefebvre, Juan Bustelli Fóscolo y Eduardo Viada, aventura formada por una mafia de cuello blanco con los fondos e intereses hondureños.

Estos individuos manipularon los fondos de tal manera que las operaciones financieras y bancarias fueron sisadas con pretextos e invenciones de toda laya para entregar al gobierno hondureño apenas unos tres centenares de miles de libras esterlinas.

A fin de cuentas la deuda total contraída ascendía alrededor de 6 millones de libras esterlinas frente a menos de medio millón que efectivamente habla llegado a Honduras para la construcción de un pequeño tramo del total proyectado. La diferencia se diluyó entre las manos de los prestamistas y agentes europeos y los diplomáticos <

"La cantidad efectiva y real que recibió Honduras ferrocarril se calcula en £312.000 libras inglesas -con una tasa de cambio en esos días de una libra por cinco dólares- de acuerdo con los estudios de don Ángel Ugarte hechos en 1904. Sin embargo, el gobierno hondureño se vio obligado al yago de una cantidad mucho mayor resultado de los intereses, los servicios cobrados por la banca y los tenedores de bonos. La deuda fue pagada en su totalidad 86 años después por el gobierno de Juan Manuel Gálvez".

El ferrocarril que pretendía extenderse desde Puerto Cortés hasta el Golfo de Fonseca, apenas llegó a Pimienta a la orilla izquierda del río Ulúa. Los ferrocarriles bananeros se extendieron por los valles de Sula y Aguán con la promesa, previa satisfacción económica de la concesión, de llevar la linea férrea hasta Choluteca y el Golfo de Fonseca con un ramal desde Juticalpa hasta Tegucigalpa. Dichas lineas no salieron nunca de la Costa Norte.

Los inversionistas extranjeros decidieron hacer el negocio del banano desde el cultivo hasta la comercialización. Esto les motivó a posesionarse de tierras por medio de compras honestas, dolosas y misteriosas. Así vemos la aparición de empresas como: Palmas Plantation Co., Honduras Plantation & Steamship Coq Lancetilla Railroad, Tela Railroad Co. (Cuyamel Railroad Co., Cortez Development), Vaccaro Bros. & Co. (Aguan Valley Co., Standard Fruit & Steamship Co.), Truxillo Railroad Co., etc.

El negocio del banano habla encontrado un mercado fabuloso. En 1911, Manuel Bonilla, fue armado por Rolston, Gerente de la Cortez Development, con Zamurray tras bambalinas, posteriormente convertido en el dueño de la United Fruit Co., embarcado en el Hornet para armar una revolución en Honduras, y entregar al país por medio de concesiones de 99 años donde por un confite y las esperanzas de un ilusorio ferrocarril se dieron las mejores tierras, minerales, los bosques de pinares y maderas preciosas -los ingleses para ese entonces habían esquilmado impunemente gran parte de la riqueza forestal hondureña en la costa norte y la Mosquitia.

Dos empresas se repartieron a Honduras desde principios de la década de los años 30, al amparo de la Pax Tiburciana: La United Fruit Co. (Tela Railroad Co.) y la Standard Fruit Co. Actualmente conocidas como United Brands (Chiquita Brands) y Dole (Standard Fruit de Honduras).

Las concesiones tan bondadosas para las empresas bananeras y tan leoninas para el pueblo y gobierno de Honduras dotó a las bananeras de una gran acumulación de capital que permitió desde mediados del siglo XX diversificar sus inversiones en: bancos, empresas agroindustriales, industrias de bebidas carbonatadas y cerveza,aceites, manteca,jabón y las industrias subsidiarias que apoyan la logística de producción de las bananeras como cartón, plásticos, etc.

Las regiones interioranas hondureñas sufrieron un despoblamiento creciente a medida que se crecían los bananales en los valles de: Sula, Aguán, Sico y las regiones de Omoa y Tela de la llanura del Atlántico.

Los caminos de herradura convergían en Puerto Castilla, Omoa, Tela y La Ceiba donde los sueldos y jornales eran superiores a los devengados en las actividades agrícolas y ganaderas del resto del país. En las bananeras los sueldos eran de uno a dos lempiras diarios más los trabajos a destajo o por contrato que resultaba en ingresos de cien o doscientos lempiras mensuales.

Un jornal a principios de siglo en el interior de Honduras era de dos reales 4 (veinticinco centavos) por doce horas de trabajo para los adultos y de medio real a un real para los menores dependiendo de su rendimiento. Es decir, 1,50 a la semana o 78,00 lempiras anuales. Para la mayoría de los hondureños del interior, esta oferta de trabajo de 1ó reales diarios contra dos, tres y hasta cuatro reales significó lo que ahora se asemeja a los mojados en busca de "El Dorado" estadunidense.

El aumento de circulante en una sociedad atrasada creó una inflación en los focos de desarrollo arriba mencionados. Los hondureños vivieron como en el antiguo oeste estadunidense — 

 

En Honduras se conocen muchas variedades de banano: Están las variedades cultivadas por las empresas bananeras, tales como, el Gross Michel, Cavandish, Valery, Gran Nan, etc. El Gross Michel, de gran altura, con un fruto delicioso, su misma altura es la gran desventaja por los vientos huracanados que ocurren en nuestra zona entre junio y noviembre.

 

Por otro lado, en forma silvestre se encuentran: El guineo confite, el guineo manzano, la rara variedad de banano con semilla poco atractivo para el consumo humano; la chata, conocida como: moroca, butuco, cuadrada, etc.

 

El plátano macho, el plátano hembra son las otras variedades de amplio cultivo y consumo en Honduras. El plátano es más grande y más grueso. La exportación es mucho menor que la del banano; en sabor el plátano maduro en la cocina tiene mejor aceptación.

 

 

  alcohol abundante, los hombres empistolados, usaban sombreros stetson, botas 0 polainas, se mataban sin compunción ni compasión. Al no haber autoridad el homicida sólo se trasladaba a otro campo bananero vecino para continuar con sus fechorías.

Es extraño el hecho que los escritores o cuentistas hondureños no hayan escrito ampliamente hechos novelados o ficciones de esta etapa pintoresca, dura y cruel de nuestra nación. Quien en un cuento se acerca un poco es Eliseo Pérez Cadalso donde describe un duelo de pistolas desenfundadas al estilo uestern.

Las ciudades más importantes cuyas riquezas y adelantos urbanos dependieron del banano en la primera mitad del siglo X)(: Trujillo/Castilla, La Ceiba, Olanchito, Tela, Progreso, La Lima e indirectamente San Pedro Sula. Al abandonarse algunas regiones las ciudades de Trujillo, Tela y Progreso cayeron en el olvido.

La plaga del Mal de Panamá y la Sigatoka Negra en el valle del Aguán forzó a la Truxillo Railroad Co., a abandonar las plantaciones desde Olanchito por la margen derecha del Aguán hasta Corocito; de Corocito hasta Sico en Iriona; y de Sonagueıa hasta Castilla por la margen izquierda del Aguán, además fue autorizada a levantar la línea férrea que comunicaba un amplio sector del valle del Aguán con los puertos de Castilla y La Ceiba. Ello ocurrió entre 1937 y 1942. Esta acción condenó al abandono a todo lo que hoy se conoce como el Bajo Aguán comprendido totalmente en el departamento de Colón.

El Medio Aguán, conocido también como valle de Olanchito, está enteramente en el municipio homólogo del departamento de Yoro. La Truxillo Railroad Co., autorizada por el estado hondureño levantó 300 km de línea férrea.

Hay un hecho sumamente curioso que vale la pena profundizar: las plantaciones del Aguán Medio pertenecientes a la Truxillo Railroad Co., colindaban con las de la Standard Fruit Co., salta muy curiosamente la interrogación siguiente: siendo la epidemia de la Sigatoka y la matamuerta como se le llamaba también al Mal de Panamá tan virulenta, ¿por qué no afectó a la Standard Fruit Co., que se encontraba a menos de tres quilómetros de la finca Uchapita, la más próxima a Olanchito por el este, mientras que la plantación de la Standard estaba al oeste de la ciudad cívica? ¿Sería estratagema de la United Fruit Co., para trasladarse al valle de Sula con un buen pretexto ante la candidez de los hondureños?

Las comunidades de Sabá, Sonaguera, Tocoa, Trujillo, Castilla, Corocito e Iriona volvieron al olvido, el ostracismo sociocultural y económico hasta principios de la década de los años sesenta en que el gobierno liberal de Villeda Morales empezéunprograma de Reforma Agraria que despertóal Bajo Aguán en un lapso de veinte años.

También después de la segunda guerra mundial el puerto de Tela, la ciudad de Progreso y la sub central de Batán fueron abandonadas como centros de actividad bananera las primeras y abacá la última. La United Fruit Co., trasladó a la ciudad de La Lima la central de sus actividades administrativas.

La expansión bananera produjo fuertes fricciones sociales entre agricultores y ganaderos ubicados en las tierras codiciadas por las bananeras. El escritor social Ramón Amaya Amador denunció detalladamente esta situación en dos obras: Prisión Verde y Destacamento Rojo y los abusos de poder en las relaciones obrero/patronales entre las bananeras y los campeños laborantes en los campos bananeros.

Las fricciones llegaron al extremo que en 1954 se desarrolló una huelga general que paralizó al país por casi tres meses. La lucha era por legalizar los sindicatos y el mejoramiento de los ingresos de los obreros por medio de beneficios sociales como: vacaciones, pago de feriados, horas extras, pago de enfermedad y accidentes, derecho familiar al hospital, elaboración de tarifas diferentes para las diferentes clases de trabajo, etc. Este esfuerzo humano de los primeros sindicalistas organizados pasa desapercibido para los hondureños de estas décadas que reclaman derechos heredados sin saber la sangre, las lágrimas y el dolor con que fueron ganados.

La influencia sindical bananera fue absorbida por los obreros y campesinos nacionales que empezaron a mejorar sus ingresos con un código del trabajo elaborado por el gobierno de Villeda Morales. Honduras con estas trasformaciones socioculturales se adelantó a los demás países centroamericanos a excepción de Costa Rica, que desarrolló un sistema parecido debido a la presencia bananera en el litoral pacífico.

La economía nacional ha descansado en las exportaciones bananeras para el fortalecimiento económico de la población por medio de los salarios y la captación de impuestos para el gobierno.

Siendo el capital de las bananeras enteramente extranjero los beneficios que recibe el país productor son marginales: Costos de operación, como salarios, sueldos, impuestos municipales y nacionales, compras locales y algunos servicios sociales como hospitales, escuelas, becas, etc. El grueso de las exportaciones es remitido a las casas matrices en los Estados Unidos.

Si el consumidor extranjero de las zonas templadas consumiera banano verde en su alimentación diaria y en diversos platillos, la expansión y consumo seria extraordinaria. Los emigrantes del centro y Sudamérica en los Estados Unidos están enseñando al consumidor anglosajón a comer el plátano y el banano no solo como fruta de mesa.

El negocio del banano se mantuvo estable y seguro para los dos monopolios por muchos años en Honduras y sin ninguna otra competencia externa hasta mediados de la década de los ochenta cuando otras compañías entraron a competir en el país.

 

Contenido de 100 gramos comestibles de banano.

 

Calorías % 82,00

Agua % 7ó,20

Proteína % 1,ó0

Grasa % 0,10

Carbohidratos% 21,00

fibra % 0,40

Cenizas % 1,00

Calcio mg 5,00

Fósforo mg 28,00

Hierro mg 0,ó0

Caroteno mg 0,15

Tiamina mg 0,03

Riboflavina mg 0,07

Niacina mg 0,79

Acid ascórbico mg 4,30

 

Fuente: Ministerio de Salud del Perú

El banano es muy rico en potasio, contiene vitaminas A, B, y C, bajo contenido de sodio; nada de colesterol y produce 85 calorías en una fruta de 15 centímetros(")

('')Fuente: Instituto Hunt de Documentació1 Botánica; SELECCIONES DEL READER s DIGEST

 

En 1989 empezó otra  ofensiva expansionista por la adquisición de las tierras mejores en los valles de Sula y Aguán las que por medio de la Reforma Agraria habían sido redistribuidas a los campesinos hondureños.

La fuerza motivadora de esta expansión se asentaba en la apertura del bloque ex soviético y los países ex socialistas de Europa C,oriental considerados como el segundo mundo- zona del urbe con unos 500 millones de habitantes los que supuestamente comenzarían a consumir bienes y servicios del occidente en cuanto se deshicieran del modo de producción socialista. Muy pocos comprendieron que el paso hacia el capitalismo de estas naciones ex socialistas sería doloroso y económicamente critico para su población.

En 1990, Honduras, dirigida por Rafael Callejas, abandona el sistema de economía mixta -visiblemente decrépito por la corrupción gubernamental, campesina y militar para abrazar al neoliberalismo que propugna las relaciones de libre empresa, el libre comercio entre las naciones y la globalización de la economía. Una de las primeras medidas del gobierno fue devaluar la moneda que habla mantenido una estabilidad de más de ó décadas.

La devaluación coincidió con la expansión bananera hondureña; se aprovechó de la ignorancia de los cooperativistas campesinos, quienes vendieron sus tierras en lempiras devaluados por cantidades que parecían estratosféricas pero la realidad les enseñó que asi como la masa del dinero habla aumentado, los precios de las cosas también aumentaron...

Las empresas bananeras entraron en un torbellino de compra de tierras a las cooperativas bananeras, de terrenos agrícolas de vocación bananera -cultivo que exige suelos sueltos y profundos, en el sector de Guanchías en el sureste del valle de Sula y en Isletas en el centro del valle del Aguán en el departamento de Colón.

La ganancia especulativa derivada del cambio entre el dólar y el lempira permitió a las bananeras y a los grandes empresarios nacionales financiar las compras e inversiones. Indirectamente los hondureños pobres muy afectados con la devaluación por la pérdida de ingresos fueron los {nancros de esta expansión neoliberal.

La Standard Fruit de Honduras compró unas cinco mil hectáreas en el sector del Medio Aguán entre Olanchito y Sabá, las que cultiva con banano de planta baja y una producción de 4000 cajas de banano -unas 84 toneladas- por hectárea.

Estas tierras fueron abandonadas por la Truxillo en 1937, acaparadas por pequeños y medianos terratenientes hasta 1970; posteriormente por cooperativas de la Reforma Agraria y finalmente acabaron en poder de la bananera Standard Fruit de Honduras.

Las restricciones de la Comunidad Europea al banano americano y la lamentable situación económica de los consumidores esteuropeos obligó a las empresas productoras a competir con calidad para mantenerse en el mercado mundial. El periodo de incertidumbre en éste se espera que sea temporal.

Las planillas semanales de pagos han disminuido; después de las obras de apertura de nuevas fincas los ingresos de los obreros bananeros aunque numéricamente han aumentado, cualitativamente han disminuido por el efecto de la devaluación monetaria.

Las técnicas de cultivo, muy modernas, utilizadas por las compañías bananeras, así como otras compañías productoras de hortalizas o de frutales exigen el uso de agentes químicos comúnmente tóxicos, tales como fertilizantes,pesticidas, nematicidas, fungicidas,etc., para dar un aspecto de robustez, pureza y atracción a sus productos, al ojo del consumidor, técnicas que en un ó0% son meramente un maquillaje externo de la fruta que en nada mejora el contenido alimenticio del banano u otras frutas que el trópico o zonas templadas producen para el consumo humano, especialmente para los consumidores del primer mundo.

La dieta del banano es muy extendida en Honduras especialmente en la costa norte, sin embargo, desde hace unos seis lustros se consume en la capital, el centro del país y hasta El Salvador. En la costa norte se consume verde y se degusta: cocido, frito y asado. El consumo como fruta madura es menor que como fruta verde. El banano verde sustituye a la papa y al pan.

 

El banano se consume en Honduras de muchas formas, verde: hervido sin cáscara acompaña a los alimentos como bastimento en vez de pan, papa o tortilla. Frito en rodajas redondas o alargadas compite con el plátano. En la sopa criolla hondureña sustituye a los tubérculos. maduro se consume horneado como postre; también deshidratado es una pasa tan deliciosa como las pasas de uva. Sirve para aglutinar las albóndigas. Se extrae una deliciosa jalea y se produce vinagre y vinos. El plátano también tiene las mismas características y formas de consumo. Se elabora un delicioso pan que es un bocado de cardenal. En Honduras se viene consumiendo banano desde hace muchos siglos.

 

El proceso afecta de tres maneras a la vida: En primer lugar, las tierras y las aguas se contaminan por el extenso uso de estos agentes químicos. El efecto es lento pero la acumulación en las capas del suelo y en las aguas subterráneas es continuo y amenazador; en segunda instancia, el obrero agrícola, no obstante el equipo protector, sale perjudicado por los efectos residuales de dichos químicos; asimismo, las personas cercanas a las plantaciones se contaminan inadvertida y peligrosamente; y la tercera circunstancia, es cómo el consumidor del primer mundo ingiere ingenuamente los productos tratados con estos tóxicos de tal forma que aunque las partes presentes en el alimento sean de unas pocas unidades por millón, muchos de estos agentes no son expulsados por el organismo sino que se acumulan en los tejidos humanos delicados tales como: el hígado, pulmones, cerebro, testículos, próstata, ovarios, útero, huesos, vejiga, riñones, etc. Los productos agrícolas mundiales ingeridos son bombas biológicas de tiempo en el organismo humano sea primermundista o tercermundista.

Una de las empresas bananeras está viviendo un periodo de demandas laborales multimillonarias por empleados, ex empleados y particulares que tienen en sus tejidos residuos de un químico tóxico que esteriliza y en algunos casos ha producido la muerte en seres humanos.

 

¿Será esta circunstancia un efecto dármico/ cármico? Como los sufridos por los blancos de Estados Unidos contra los negros, que los primeros trajeron como esclavos y ahora tienen que soportar, poco a poco, como los segundos ocupan posiciones sociales y culturales en la sociedad estadunidense; o el dolor de los ingleses que otrora dominaron al mundo y ahora multitudes inglesas de diversos colores y reconozca su nacionalidad inglesa en Londres. 

Honduras ha vivido desde tiempos prehispánicos dire ctamente del banano. La explotación de esta planta ha marcado indefectiblemente la historia económica nacional durante 145 años y sabe Dios cuantos siglos antes de la llegada de los europeos a América; muy posiblemente el banano posiblemente el banano seguirá signando el futuro catracho.

Nuestra nación nunca ha recibido toda la riqueza y comodidad que el banano ha generado, solo a los extranjeros y a los inversionistas les ha tocado disfrutar de ellas; sopesando lo positivo y lo negativo hay mucho que reconocer en ambas partes.

* Es muy posible que la opresión impuesta por el capitalismo desde el siglo XIX permitió el fortalecimiento de los sindicatos obreros en la segunda mitad del siglo XX, ello dio frutos sociales muy positivos en comparación con los países vecinos del istmo que han vivido guerras intestinas largas y sangrientas como Nicaragua, El Salvador y Guatemala.

* Hasta la fecha, los hondureños hemos aprendido a remediar nuestros problemas agrupándonos en gremios, organizaciones populares, agrupaciones profesionales, sindicatos, patronatos rurales o urbanos u organizaciones campesinas, que por momentos ponen candente el ambiente social pero nunca revientan en brotes de violencia armada como alrededor nuestro.

* Es innegable que el banano es la fuente nutricia de las mayorías desposeídas para la alimentación diaria y produce cierta actividad económica secundaria por la comercialización regional del banano y en la alimentación del ganado vacuno en los sectores ganaderos próximos a las bananeras, especialmente en Olanchito.

$ El auge de los enclaves bananeros urbanizaron la zona norte de Honduras con ciudades que ahora muestran un despegue económico notable, tales como San Pedro Sula, La Ceiba, Progreso y Puerto Cortés. La acumulación de capital bananero se extendió vertical, horizontal y profundamente en inversiones industriales y de servicio, pero a su vez atrofió el capitalismo criollo.

* Quizá el fácil acceso al banano verde como un suplemento fundamental en la dieta de los hondureños costeños, les ha vuelto conformistas y poco dispuestos a partirse el alma trabajando para sobrevivir, como lo hacen los salvadoreños, quienes después de devaluar su moneda hace unos diez años la mantienen estable en su paridad por su creciente producción nacional y trabajo constante de sus ciudadanos no obstante una sangrienta guerra civil que apenas ha finalizado; o como los habitantes del sur de Honduras donde las condiciones de supervivencia son tan duras que el esfuerzo por buscar ingresos y alimento es constante y extenuante.

* La dependencia del monocultivo bananero ha hecho perder dinamismo a la población para buscar otras opciones económicas que no sea el banano u otros monocultivos como el café, el azúcar, la madera y la ganadería. Honduras necesita ingresar a otro estadio superior de la producción nacional orientando a toda la juventud hacia la técnica y el estudio científico. No se puede continuar egresando tesSricos sociales o seudo técnicos y profesionales técnicos que adolecen de calidad y profundidad.

Todos los organismos combinados conforman una diez mil millonésima parte de la masa de la tierra, apenas una delgada película en la superficie del planeta.

¿Podrá esta capa delicada de vida aguantar el asalto de los seres humanos?

 

LAS ÁNIMAS


Las Ánimas

 

Octubre de 1890.

El humo azulado ascendía perezosamente del fogón filtrándose tal sierpe etérea entre las tejas prietas y resecas del techo de la cocina. Las paredes  caleadas y las tejas rojizas alejadas de la estufa, algunas enverdecidas por los hongos que en invierno prosperaban en los desagües húmedos bajo la sombra de dos frondosos aguacates traídas sus semillas en uno de los viajes que hizo don Ernesto cuando llevó a la ciudad de Guatemala la partida de novillos más grandes que se tenga noticia por estos lados. Dos mil novillos vendidos al razonable precio de siete pesos por cabeza.

La cocina era amplia y cuadrada de unas seis varas de lado, sobresalía del cuadrado de la casa; el piso nivelado con ladrillos cocidos daba elegancia a la estancia, ésta era el punto de reunión al momento de la cena y el desayuno; la pieza tenia tres ventanas y tres puertas, los morillos ennegrecidos por el humo del fogón sostenían el techo desde hacia muchas décadas; la madera de mora que breceaba las vigas firmemente tenía todavía el aspecto de haber sido cortada hacía poco por su estética y robustez pero eran tan viejas como la casa; la tradición de cortar las maderas preciosas con buena luna servía para conservarlas por muchas décadas y hasta siglos.

El tocino se curaba al amor del fuego y del humo; allí se mantenía la carne gorda tasajeada y acecinada. Las morcillas, los chorizos y las costillas, al curarse, se guardaban en las enormes porongas con sus bocas bien selladas para evitar el daño de los ratones y las cucarachas; los perniles una vez ahumados y curados eran guardados en la despensa donde doña Juana los mantenía bajo llave y servían para costear los viajes a Tegucigalpa cuando se enviaba la partida mensual con dulce, carne en cecina, chorizos de puro cerdo —condimentados con ajo, especias, chile, sal, vinagre de fruta, primorosamente embutidos en las tripas limpias de los mismos cuches—; queso seco y mantequilla de costal, huevos frescos, manteca de chancho, pealeras de cuero crudo ensebado y sogas de crin de las bestias caballares y mulares con que contaba la hacienda.

Dentro y fuera de las puertas exteriores de la cocina habla cuatro poyos en cada una, dos adentro y dos afuera divididos por la oquedad de las puertas, estos eran largos y cómodos para aceptar dos personas de amplias posaderas.

Los poyos exteriores de la puerta hacia el naciente servían por las tardes para que la cocinera y sus ayudantes desbainaran los frijoles nuevos de la temporada, desgranaran maíz seco para el nixtamal del día siguiente; o destusaran elotes tiernos de las primeras milpas para hervirlos o metatearlos y hacer tamalitos de elote, a veces fritas de maíz tierno, o el aromático y delicioso atole. También, estos poyos, les servían para descansar al atardecer después de sacar el trabajo de la cena mientras molían pinol, especias, o pimienta gorda olorosa para preparar las quesadillas que se horneaban los días de fiesta; al difunto don Ernesto le gustaba tomar café con pimienta en días especiales.

Durante el desayuno, los peones comían sentados en los poyos exteriores, otros próximos a las artesas en taburetes de tres patas o bancas eficientes de madera gruesa. Otros se sentaban por los gruesos dinteles de las ventanas que estaban paralelas a las puertas. E1 desayuno consistía de frijoles brutos frescos, cuajada, media jícara de mantequilla rala y tortillas grandes y delgadas hasta que reventaran de llenos; cada quien recibía su jícara de café o de leche caliente.

El ambiente de la media mañana después del desayuno era lento en la cocina. Las criadas habían sido enviadas a lavar a la quebrada y volverían a la hora del almuerzo. Quedaba en la casa, además de doña Juana, su hija única Marichángel Galo con su magnético y sensual cuerpo de joven virginal en pleno desarrollo pubescente.

La joven, con garbo y entusiasmo se desplazaba de un lugar a otro de la cocina o en algunos quehaceres de la casa, alegremente canturriando las canciones y melodías aprendidas de las reuniones de los peones que en las noches frescas de verano rasgaban la guitarra, el violín o el acordeón, a veces con melancolía, a veces con bulliciosa rima de música de destrojo; mientras ella desde la penumbra del balcón de su ventana, escuchaba con su mente y corazón la letra y la música de la bella tierra entre Olancho y El Paraíso, en el suroriente de Honduras.

La nariz de Marichángel levemente respingona daba un toque de alegría al conjunto de su cara, los ojos oscuros, grandes y juguetones que junto con una boca de labios gordezuelos, en su posición de descanso simulaban un corazón bermejo, húmedo y tentador, hacían irresistible el atractivo del conjunto facial.

Un mozo salió de la quesera y se dirigió a la casona. Entró por la cocina, tocó la puerta de la sala que conectaba a la cocina y esperó.

—¿Qué fue, Chano?—Indagó doña Juana desde el interior de la sala.

—Ya terminé de desmantequillar las canoas dela leche y quebré la cuajada;va a estar para antes del almuerzo— reportó de un solo tirón el mozo, y después agregó como poniendo punto final:

—Usté me dijo que le avisara.

—Si. Ensillá la mula hosca y vos a Satanás, quiero ir donde ñor Jacinto, a la hacienda Los Robledales, para platicar de unas labranzas que quiere vender, por si nos tardamos, dejá a Ramón pendiente de la cuajada.

—Como usté mande, ña Juana— contestó el quesero, girando y dirigiéndose hacia el galerón donde se mantenían las caballerizas, en cuyos tabancos dormía la peonada de plantilla fija. Los peones temporales dormían en el galerón del corral de ordeño más alejado de las construcciones de la casa. Los peones con familia vivían cerca del plantel de la molienda de caña casi a un quilómetro distante.

Las viviendas y construcciones de la hacienda a esa hora estaban desiertas, a lo lejos, en dirección a la quebrada se escuchaban los gritos de los niños que jugaban próximos al lugar donde las mujeres de la hacienda semidesnudas y mostrando sus pechos al aire lavaban junto a las piedras grises de la quebrada de aguas verdeazuladas y arenas blancas; de la cintura hacia abajo los paños ralos mojados delineaban sus caderas; sus nalgas túrgidas subían y bajaban a medida que extendían los brazos de adentro hacia afuera con el movimiento del lavado. El jabón oscuro y redondo era pasado de una a otra lavandera para ir economizando las pelotas negras y fragantes de jabón de tierra.

—Ya están listas las bestias, ña Juana— dijo Chano.

—Ya voy— respondió desde el interior de la casa la voz fuerte y firme de la viuda, que desde que comenzó su estado de soledad había demostrado calidad para seguir la obra de su marido, don Ernesto Galo.

—¡Marichángel!—grito la viuda.

—Si mamá— contestó la voz agradable y dulce de la muchacha.

—Estate pendiente del almuerzo por mientras vienen las muchachas de la quebrada.

—Si mamá— repuso Marichángel mientras en las habitaciones del fondo de la vivienda que desembocaban a un patio interior ésta terminaba de arreglar las camas donde dormían sus cinco hermanos unos mayores y otros menores que ella

—Si viene el señor cura antes de que yo regrese lo atendés. Dale pinol y chocolate con mascadura por mientras está el almuerzo.

—Sí, mamá—salmodió Marichángel.

—¡Chano!— gritó doña Juana.

—Mande, señora— respondió Chano— Estoy listo en cuanto usté ordene.

—Pues,'monós— dijo la viuda saliendo de la casa, asió las riendas de su cabalgadura y sin ayuda montó ágilmente.

La cabalgadura arrancó con un andar bajo, que se convirtió en andar alto por el fustazo en el anca derecha, el suave espuelazo en los ijares y el control de las riendas. Chano, montó en Satanás de un salto sobre la coraza de cuero crudo de venado, Satanás corcoveó al sentir la espuela del caite izquierdo de Chano, pedorreó y meneando la cola con fuertes abanicazos se emparejó, trotando, con la cabalgadura de doña Juana en pocos pasos.

Al cabo de unos minutos los jinetes puericia dos puntitos negros en el camino que rectilíneo seguía a la par de la montaña de las Jagüillas. A la izquierda del camino la montaña, a la derecha el valle que limitaba con el río. El invierno habla sido benigno: Los pastizales se extendían como mar verde aterciopelado confundiéndose en el horizonte con el verde más pálido de los cañales.

La casa quedó relativamente en silencio, excepto por el ladrido de los perros que sesteaban cerca de la quesera a la espera del suero, el bramido de las vacas recién paridas que nerviosas sacrificaban su zacate fresco en el potrero pequeño por vigilar a sus crías o el gañido de los cerdos echados en la porqueriza al cambiar de posición.

Oteando hacia el camino que doña Juana había tomado comenzó a verse un punto negro. Este fue convirtiéndose en la figura de un jinete que a paso trote se acercaba a la hacienda, hasta convertirse en la figura del cura don Nicanor. Un sacerdote joven de cabello rubio y una nariz exageradamente fina y larga, los ojos azules juntos y una boca de labios finos que al sonreír acentuaba los hoyuelos de las mejillas y suavizaba el atrevido mentón; el padre Nicanor, periódicamente visitaba a doña Juana más frecuentemente desde que ésta enviudara hacia tres años.

Las visitas se extendían desde el mediodía hasta la oración, cuando la luz crepuscular cedía a la noche. Entonces partia en su caballo a un buen andar rumbo al pueblo distante un par de leguas.

Los consejos de don Nicanor hablan servido de gran ayuda para las decisiones de doña Juana; que desde que enviudara toda la responsabilidad de las faenas y administración de heredad descansaban sobre sus hombros .

El cura desmontó elegantemente haciendo caso omiso del faldón de su sotana. Amarró la cabalgadura en una argolla de la acera oeste de la casona. Chasqueó amigablemente los dedos para apaciguar a los perros que se acercaron para atacarle; una vez reconocido volvieron diligentes a su lugar a continuar la siesta diaria. El cura se acercó a la cocina y al verla desierta entró por la puerta que conducía hacia la sala.

—¡No hay nadie aquí?—gritó —mientras avanzaba de la sala hacia el patio interior de la casa, sobre los ladrillos sus pasos firmes campanilleaban con las rosetas de sus espuelas de plata; en el centro del cuadrado un patio interior decoraba como un jardín oculto las habitaciones que circundaban el perímetro interior de la vivienda, amplia, cómoda y fresca. El acento español del padre Nicanor tenia toda la pesadez del madrileño. Tomó el pasillo hacia la derecha y recorrió el corredor preguntando cada cierto instante:

—¡Bueno!, ¿es que no hay nadie en casa?

Caminando por el pasillo izquierdo del cuadrado llegó hasta la habitación principal. Titubeó ante su intento. Preguntó nuevamente en voz alta. Se decidió entonces. Abrió la puerta de la recámara de doña Juana. Era la primera vez que él estaba en esta habitación. La estancia era cuadrada, amplia; a la derecha junto a la pared había una cómoda baja con espejo, la cama era ancha, la camera de popelina bordeada con un tejido de fino croché. Dos almohadas largas y altas descansaban sobre la parte inferior del respaldar de caoba, grueso y firme.

A la derecha de la cama dos sillones con asiento y respaldar de cuero y una mesa redonda formaban una salita, en la mesa descansaba un candelabro de cobre de tres velas sobre un tapete de hilo grueso. Próxima a estos muebles una amplia ventana dejaba entrar la luz del día; y a raudales una brisa suave mañanera movía las cortinas de organdí como el saludo de despedida de los amantes cuando uno zarpa en un barco velero y el otro queda en tierra, lleno de tristeza y soledad.

A los pies de la cama descansaba un arcón vetusto y robusto tan ancho como la cama donde la dama guardaba bajo llave documentos, dinero y recuerdos de don Ernesto. Había otra puerta opuesta a la cama que comunicaba con el aposento de Marichángel.

El cura fascinado por la tentación de espiar sin ser espiado se sintió impulsado por saber si la otra habitación estaba sola. Entró. El corazón le dio un vuelco casi mortal; de súbito sintió una opresión en las sienes, la boca seca, un nudo en la garganta y en sus entrañas un remolino de impulsos viriles. Sobre la cama, Marichángel dormía profunda mente en una posición intima y despreocupada. Sus piernas llenas, torneadas, jóvenes y lisas, se mostraban descubiertas de la larga falda que cubría levemente los muslos, éstos bien formados y entreabiertos mostraban sin estorbo la braga de algodón suave y nuevo que cubria el monte misterioso de la chiquilla; un monte siempre misterioso, siempre original, siempre un reto y una promesa nueva para el hombre.

La chiquilla no llevaba sayón. Solo una enagua tenue de algodón que junto con el género de la falda se habla replegado hacia arriba.

—¡Eso es para las viejas fustanudas!— acostumbraba a repetir Marichángel cuando su madre y el aya le reclamaban porque no llevaba toda su ropa interior como toda joven de su edad.

—Es que esos faldones, los corpiños, las sayas, las enaguas además de ser calientes son pesadas,mamá— respondia Marichángel con una sonrisa que desarmaba el gesto más austero que se gastaran el aya y doña Juana.

Nicanor dudó unos instantes en entrar al aposento. Un tren vertiginoso ensordecía su mente con imágenes vividas y raudas de admonición, la moral, la iglesia, el deseo, la oportunidad, los recuerdos de las amigas mal sentadas de su madre cuando llegaban de visita, el pecado, sus entrañas, la ocasión, sus padres, su sacerdocio, las piernas de la muchacha, el futuro, el recuerdo del placer de las masturbaciones juveniles, el diablo, ¿Dios?.

Se aproximó con el corazón desbocado, sintiéndolo como a punto de salirse de su pecho, se sentó suavemente en el extremo donde descansaban las bellas piernas de Marichángel; la visión cercana de los muslos, tiernos, suaves y blancos, cubiertos de un tenue vello cerraron su entendimiento. Las manos de Nicanor, temblorosas y ansiosas luchaban entre tocarlas o alejarse de esa tentación. Colocó su mano sobre el muslo izquierdo, el calor que despedía su diestra hizo que la joven se moviera y cambiara de postura, en el cambio de posición las caderas quedaron hacia donde el cura, quien enardecido por el primer contacto extendió la caricia hacia las caderas y la parte interna de la ingle derecha por encima de la ropa. Marichángel se quejó entre dormida cambiando de posición y quedando sobre sus espaldas. Nicanor ciego y excitado puso su mano con suavidad en el monte venéreo e hizo una leve presión con toda su mano sobre éste.

—¡Qué pasa?—gritó Marichángel despabilándose. —¿Qué hace aquí, señor cura?. ¿Qué quiere?

—¡Calla, chicuela! ¡No grites!, chicuela no, ¡Adorable criatura!—clamó el cura balbuceante y febril al sentir el efluvio íntimo del cuerpo de Marichángel.

—¡Pero, qué le pasa! Sálgase de mi cuarto. ¡Fuera!!!—gritó la muchacha enojada y alarmada ante la embestida de Nicanor.

Este incontrolable hundió su rostro entre las piernas de la muchacha besando sus muslos y el bosque de la pasión, pidiendo clemencia y perdón mientras sus manos acariciaban las piernas juveniles con más intensidad y deseo.

—¡No sea tonto! ¡Déjeme! -gimió Marichángel al notar que Nicanor la tenía a sus anchas.

—¡Déjame amarte mujer de mis sueños— clamó el cura.

—¡No!, ¡No!—se resistía la muchacha contorneándose y extendiendo sus brazos para distanciar el cuerpo del cura.

—¡Por favor!—imploró el cura, al mismo tiempo que levantaba toda la falda femenina hasta arriba dela cintura quedando las piernas y la braga bajo la mirada incendiada de Nicanor, que sin esfuerzo rompió la cinta que apretaba la braga sobre la cintura, comenzó a bajarla hasta descubrir un tupido pero tierno bosque intensamente negro, aterciopelado y suave que coronaba la colina de las pasiones, bajo el vello se apreciaba una piel blanquísima, tierna y subyugante. Nicanor con firmeza introdujo su mano entre las piernas de Marichángel, presionando sobre la fisura del placer y la vida. La boca de Nicanor tapó la de la muchacha posesionándose totalmente de los sentidos de ella, quien con desesperación luchaba por oponerse a lo que imaginó -en sus momentos de auto gratificación al contemplarse desnuda ante el espejo de su cuarto-  sería tierno y placentero y esperanzada mente programó lo que haría algún día con el hombre de sus sueños. El furor fue tornándose en excitación ante el asalto de Nicanor, quien había tomado una mano de la joven, colocándosela sobre su fuerza motriz masculina. La curiosidad, el anhelo y el impulso natural fueron calmando el forcejeo, aceptando su sino, pero inmóvil en protesta e impotencia, como castigo para negarle al cura el placer de disfrutar la posesión efímera pero dulce de una flor.

Nicanor, muerta la resistencia de Marichángel, comenzó a prepararse con toda la ventaja para conquistar un monte para él prohibido. Su impaciencia e inexperiencia precipitó el desenlace de la acción. Frustración, placer truncado y dolor en Marichángel; remordimiento en medio de una agradable placidez, dolor moral al concluir la pasión breve y tan común, vana y estéril una vez saciada.

—Perdóname, tesorito— gimió implorante Nicanor mirando el rostro de la muchacha— merezco tu desprecio, tu rencor... tu odio.

La muchacha no contestó ni respondió a la mirada del cura. Se cubrió con sus ropas, giro sobre su cuerpo viendo hacia la pared y dándole la espalda a Nicanor. Este salió de la estancia sin producir ruido, llegó a la cocina a sentarse en uno de los poyos interiores del aposento a calmar su cuerpo todavía estremecido y a considerar la magnitud de su acción.

 

 

¿NOS VOLAMOS LA ACHE?

La CH, la LL y 

¿POR QUÉ NO LA H?

El corto noticioso que difunde la decisión de la Academia de la Lengua Española de cancelar las letras Ch, ch y L1, 11 del alfabeto español para diz que evolucionar y modernizar nuestro idioma ante el inglés, el francés y otras lenguas europeas que se cargan más ornamentos que las nuestras. Para el caso están las letras: Ä, Å, Ç, Ö, Ü, ë, ê, ã, õ, û, œ, æ; sin incluir las vocales y consonantes adornadas de los idiomas europeos orientales como el checo, polaco, croata, etc., las que parecen antes y gamos en celo de tanta cornamenta que ostentan.

Ace algunos años escribí un artículo que abogaba por la ablación de la ache y recibí privadamente reprimendas amistosas como la de don Ibraín Gamero Idiáquez -que en la oficina del Centro Editorial del poeta de cabellera plateada Julio Escoto-, me dijo sonriendo con esa expresión facial carismática y risueña, pero recriminante con su indice diestro:

-A pesar de todo, la ache sigue siendo elegante y ermosa.

También por los diarios hondureños recibí criticas, gruñidos y silbidos de indignados lectores de la prensa nacional, asta ataques personales de un activo escritor -que por cierto ya no le leemos por aberse ausentado del arte desde un micromunicipio del departamento de Francisco Morazán; sin embargo no ubo ninguna referencia seria a la propuesta sobre la cancelación de la ache del alfabeto y de nuestra escritura.

Por ello someto a la consideración de los ispanoablantes el tema de la ache pero con la siguiente advertencia.

Nuestro idioma se precia de ser uno de los lenguajes más fonéticos del planeta. Sin embargo, en la transformación de fonemas y alófonos acia formas sencillas, simples y lójicas de pronunciación, cuando se apartan de la etimolojía, ay cierta reticencia de saltar temerariamente los óbices impuestos por la tradición: como la eliminación de la letra ache de su posición superflua en el castellano—actualmente ocupando el segundo lugar entre los idiomas vivos maternos;y de escribir en todos los casos que usa G seguida de la E o de la I.

Los ispanoablantes alfabetas usamos la ache en la escritura porque emos sido forzados a ello. Las maestras escolares  ­–las del viejo cuño, porque las maestras nuevas no saben ni ache – pueden atestiguar de la renuencia infantil que con lójica fulminante se oponen a aprender un signo que no se pronunciará. Lo mismo ocurre con el semianalfabeta que escribe la mayoría de las palabras sin ache porque para él no suena ni existe.

Esta reforma ayudaría a la ortografía española mucho y disminuiría el analfabetismo al facilitarse el aprendizaje del español por parte de adultos y niños.

La lucha entre los revolucionarios por la evolución en el idioma y los conservadores que se oponen a ella es enconada. No obstante, el idioma de Cervantes, a tenido grandes cambios en su ortografía.

Antes de la reforma de la Real Academia Española en 17ó3, se escribían voces como: philosophia, throno, rhythmo, psalmo, etc., donde se respetaba la grafía de las letras griegas: phi (q), theta (), rho (P), psi () sin embargo, el uso y el sentido común de los parlantes castellanizo dichas voces.

E1 francés y el inglés an sido más conservadores sobre este asunto pues escriben las voces del ejemplo asi: Philosophie/phillosopy; trone/ throne; rythme/ rhythm; psaume/psalm.

Los conservadores se oponen a las reformas de castellanización de las voces prestadas de otros idiomas por ser defensores de la ortografía etimolójica, ya que al permitirse tales reformas se imposibilitaría el reconocimiento de las palabıas derivadas de una lengua y además dificultaría la detección del parentesco con otras lenguas afines.

Todo ello para darle paz a los filólogos y no claridad a los ablantes. La batalla de los conservadores tiene visos de perdida pues, para el caso, las lenguas románticas, primas ermanas del español, están separándose unas de otras desde ace un milenio.

E1 idioma es dinámico y refleja los cambios de la sociedad que lo abla. Los puristas desean que los cambios ocurran medidos y rejidos por las normas escritas que con su estática atrasan el desenvolvimiento del idioma. La istoria nos indica que las cosas ocurren en forma diferente. Se quiera o no, es el vulgo quien dicta el cambio: del latín vulgar y no del clásico se derivaron las lenguas romances. Es más se sospecha que el latín culto nunca fue la lengua de nadie excepto los romanos cultos.

Ay que ver con atención el fenómeno lingüístico del espanglés estadunidense con sus modalidades del anjelino, el tejano, el miamense y el neoyorquino, donde más de veinticinco millones de ispanoablantes—en su mayoría emigrantes tercermundistas latinoamericanos refujiados, exiliados semianalfabetos y depauperados buscando desesperadamente un futuro mejor—están consoli dando un idioma íbrido uniendo su sintaxis nativa con la inglesa. Leamos una expresión típica del espanglés miamense: «Ey, iu, cerrá 1 guindo que está reiniando y se va a mojar la fornichura »; asimismo, los ispanoablantes nacidos en los Estados Unidos y que se preocupan por aprender el español si no an tenido rijidez familiar, ablan nuestro idioma con la disposición bucofarinjeo de la pronunciación inglesa que al escucharse por radio o televisión parece que ablan el español como si mascaran clavos.

No ay duda que la propuesta de omitir la ache de las posiciones mudas en las voces ispanas -que no es ninguna orijinalidad pues los italianos ace tiempo se birlaron la ache y siguen ablando italiano- incomodará a los que creen que el español es inmutable; que el buen gusto y el esplendor será perjudicado; que la etimolojía será violentada y que el español se deformará. En realidad, el español se estilizará al ser más fonético.

En la América ispanoablante ay escollos de pronunciación con las letras c, s, z, 11, y, b, y v. Referirse a ellas ocuparía un volumen aparte. Onduras -que bella se mira, ¿No?- observa una lasitud ortográfica orrenda, una sintaxis atravesada y una gramática enrevesada; por ejemplo en las listas electorales del Tribunal Nacional de Elecciones, el apellido Emández con ache, está escrito de diversas formas: Ernandes, Emández, y con ache y s final; el apellido González está perdiendo las zetas por las eses; en los diarios impresos es muy común leer esta voz como G onzales; los compositores de texto y los revisores no sienten el menor remordimiento ni compunción en cortar los diptongos por donde sea en cuanto llegan al final del renglón; los reporteros por su parte por tratar de ser brillantes en sus gacetillas convierten los adjetivos en verbos y parte sin novedad. Los que escriben los titulares acen unos gazapos y expresan ambigüedades no se sabe si con intención o por pura ignorancia idiomática.

Es paradójico, pero los periódicos que deben ser los textos populares de enseñanza gramatical son fuente de confusión para las masas semianalfabetas y las presumibles alfabetas que viven imbuidas en un mundo lleno de incertidumbres ortográficas, gramaticales y semánticas.

Es un echo que la impresión inicial de leer palabras escritas sin la ache 0 donde la g a sido sustituida por la j antes de las vocales e e i resulta extraña; pero a medida que se acaricia la idea, los tigres de papel desaparecen.

Los esfuerzos por obtener una escritura fonética vienen desde los tiempos de ¡Quintiliano, Nebrija, Bello, y más modernamente con Casares, Bally, Amunátegui y C'elva.

En más de mil años el castellano a evolucionado con suma lentitud, aunque al comparar la grafía de sus albores con la de nuestro tiempo, el cambio a sido violentisimo.

Los ondureños seremos síquicamente afectados con la omisión de esta letra muda de nuestro idioma; tal vez, al librarnos del peso de la ache levantemos cabeza y agamos algo mejor por nuestra amada Onduras.

Por otra parte, pronunciaremos muchísimas palabras como siempre pero la grafía será diferente y aparezca la j antes de e o i, o cuando la ache separaba dos vocales y aparezca otra tercera para suavizar el alófono, ejemplo: ispanoablante derivará a ispanuablante; lo mismo a ocurrido con estadounidense que ya prestijiadas revistas como ¡DESPERTAD! la escriben como estadunidense.

Veamos aora como quedarán muchas voces conocidas sin la ache: ospital, ábil, abilidad, abitación, ábito, ablar, acer, acienda, ambre, aragán, ombre, arto, ato, az, idra, azaña, elado, ediondo, elicóptero, emisferio, emorrajia, emorroides, ereje, ermano, éroe, etaira, ez, ídrico, idrójeno, ijiene, imno, ípico, ervir, ito, oja, ola, ora, orno, ormiga, otel, oy, uevo, ueso, uir, umillar, uracán, usmear, urgar, urto, almoada (almuada), retaíla, desaogo, desije, ijo, desaucio, deseca, deserbar, desidratar, desielo, desonra, desuesar, enebrar, ebilla, arina, oto, ilo, ielo, elecho... Para muchos esta opinión será anatema. Dejemos que los puristas y los amantes de la etimolojía se quiebren la cabeza listando los nuevos fonemas y alófonos que se derivarán por la ablación de la ache. En cambio, en la letra CH, la fuerza de la ache suena vibrante, sonora y sibilante, aunque el sonido no es ni el de la c ni el de la ache. La ch apareció alrededor del siglo X[ cuando se inició la castellanización del latín. El sonido ch del español no procede directamente de sonidos latinos. Proviene de otros dialectos o lenguas ispánicas (gallego, portugués, catalán), o de otras lenguas: árabe, persa, francés, inglés y lenguas de América del Sur.

La doble ele (ll) geminada' intervocálica [cl, fl y pl] dio en español la grafía a 11; el grupo ffl intervocálica evolucionó también en 11, ejemplos: afflare> hallar; sufflare> sollar.

En cuanto a la doble ele, al ser eliminada del alfabeto aparecerán muchas confusiones con el yeyismo. Ya de por sí abía problemas entre estos dos fonemas, ahora será más negro o color de ormiga la solución para los iletrados.

Arjentina y Chile an echo algunos avances especialmente con je y ji para todos los casos que se empleaban con la g.

En Onduras, debido a la mala enseñanza del español de los maestros de primaria y de secundaria cuya indiferencia acia lo que aprenda el alumno está obligando a éstos a escribir el fonema gue y gui omitiendo la u muda y escribiendo paladinamente ge, gi con la pronunciación fuerte de la g jermánica. BB

Tarde más que temprano, nuestro idioma ará estos cambios lójicos$ forzado por la costumbre de la escritura y la pronunciación fonética de los ispanoablantes y asta es posible que se imite la dinámica inglesa, que no posee real academia de la lengua inglesa sino que se apoya en el estilo de sus poetas y escritores finos, en el uso que la jente culta ace del idioma y del sentido común.

El propósito de este burdo y arrebatado artículo es el de llamar la atención acia los problemas de nuestro idioma, nosotros como ispanoablantes debemos tomar decisiones sobre ellos; y en el fondo de mi corazoncito obligar a la academia hondureña a salir de ese letargo que con dos o tres excepciones como: el presidente actual, la dama que ocupa el sillón de una novelista danlidense en la columna Pecadillos del Idioma, Vilma Isabel Castillo Ernández y Atanasio Erranz,como refuerzo ibérico, están sacando el pecho por pulir la jerga que hablamos en Onduras.

Ojalá que este anelo no parezca orroroso para algún ondureño remilgoso con el español y me pida que en descargo a mi osadía me aga el jarakiri por meterme en camisa de once varas.