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martes, 18 de enero de 2011

Ciudades Charter: una propuesta indecente

Ciudades Charter: una propuesta indecente

“Patria es algo más que opresión, algo más que pedazos
de terreno sin libertad y sin vida, algo más que derecho
 de posesión a la fuerza”
José Martí.

Por Sergio Suazo

En sociedades como la nuestra caracterizada por una cultura política autoritaria de los grupos dominantes, de cuando en cuando, aparecen exabruptos que si no fuera por  esa faceta cómica que tiene la política en Honduras, resultarían dramáticos.
Durante un gobierno “liberal” en el “poder”, se sugirió convertir a Honduras en un “Estado Libre” – como Puerto Rico-  o en un protectorado, justamente en la década de 1980 cuando el país fue visto como una “República Alquilada” o como “Porta Aviones” de Estados Unidos para agredir a los países vecinos.
Hoy que nos ven como una “republiqueta” o como la más “bananera” de las “democracias” en la región – sobre todo después del golpe de Estado- el sector económico más reaccionario del país, puso en contacto a las principales autoridades del régimen con una idea que para cualquier gobierno medianamente serio constituiría una gravísima ofensa a la dignidad de su país: creación de “Ciudades Charter” o Charter Cities en inglés.
En efecto, la “pomada milagrosa” (a los economistas sobre todo neoliberales, le gusta hablar de “milagros” económicos como los de los “tigres asiáticos”) llamada eufemísticamente “Ciudades Modelos”, “Zonas Especiales de Desarrollo”, “Ciudades a la Carta” etc. pero cuyo nombre científico es “Enclaves Autoritarius”, fue  copiada del economista estadounidense Paul Romer, quien el año pasado publicó en la Revista Prospect un artículo – al estilo del “Fin de la Historia” de Fukuyama-  titulado “Para más ricos, más pobres” (For richer, for poorer). En él, su argumento central es que para que aquellos estados pobres y fallidos, la ayuda externa o cooperación internacional  debe ser sustituida por lo que él llama ciudades nuevas que sustituyan y superen, las zonas pobres de los alrededores de las grandes ciudades pero con reglas distintas a las del propio Estado.
Hasta aquí todo bien - siguiendo la lógica del artículo de Romer-  para quien países como Haití, (Estado Fallido) debería adoptar su “modelo” en lugar de la ayuda internacional. El asunto se complica para el autor y para quienes se quieren “untar” la “pomada” (nadie en América Latina) cuando de encontrar “modelos” se trata: para el primero, porque pone de ejemplo a Hong Kong algo que no es completamente acertado por cuanto el régimen político y económico le fue impuesto (a la fuerza) por una potencia extranjera (Inglaterra) como parte de su colonialismo, durante la ocupación y dominación, algo que Romer omite en su artículo así como la oposición violenta inicial.
Más adelante recurre a Singapur que como se sabe, tiene el status de un país. También aquí no dice nada acerca del funcionamiento político de Singapur con un sistema político claramente autoritario y antidemocrático, sin oposición y cuando ha existido, resultó aplastada por el Estado y el partido gobernante; la sociedad renunció a su libertad a cambio de prosperidad material de la mano de un autócrata como Lee Kuan Yew quien con estilo bufón, tenía la costumbre de quienes se han atrevido a cuestionar su “modelo”.
Aquí en el país y como una gran “aportación” a la teoría de Romer, algunos funcionarios opacos del régimen agregan como ejemplo de “ciudades modelo” a Las Vegas en Estados Unidos fundada originalmente por la mafia, y convertida hoy, en un gran casino de lujo donde seguramente habrán ido a probar suerte muchos de los promotores.
El asunto se complica también para aquellos que sin independencia de criterio y con escaso conocimiento en desarrollo económico, decidan implementarlo como pretende el régimen, y ello por dos razones: la primera, es que los grupos económicos dominantes reconocen sin rubor su incapacidad de desarrollar el país no obstante las prebendas, canonjías, exoneraciones, bajos o nulos impuestos, mercados cautivos, monopolios y duopolios, leyes a la medida, “negocios” con el Estado y un largo etcétera.
La segunda y tan grave o más que la anterior, aceptan sin sonrojarse, su falta de sentido de patria (muchos de ellos nunca han tenido una, se la arrebataron a la fuerza en Medio Oriente) al ofrecer al mejor postor éste pedazo de tierra que los recibió amigablemente cuando llegaron de polizontes en los barcos, con una mano adelante y otra atrás.
Reconocen sin vergüenza que no confían en la “reglas” que ellos mismos encargaron redactar a “sus” diputados y a “sus” magistrados, por ello, adhieren a las tesis de Romer que en éste tipo de Estados la justicia no es confiable, tampoco la policía, los bienes y servicios son de mala calidad; ante lo cual, ofrecen – sin ser de ellos- una porción de territorio (1000 km por cada ciudad) a gobiernos extranjeros, a inmigrantes de cualquier parte, a empresa multinacionales que poco les importan los países y sus gente para que se hagan cargo de la “ciudad” imponiendo sus propias “reglas”, su propios jueces, su propia policía, escuelas, moneda etc. En el fondo, un verdadero “Enclave Autoritario”.
Estados Unidos bien podría beneficiarse de una iniciativa como ésta sobre todo ahora que los niveles de desempleo son altos, una potencia como China, podría construir una “Charter City” próxima a ciudades como Nueva Orleans deprimida por el Huracán Catrina, con salarios como los que paga a sus trabajadores en las “ciudades modelo” de Romer. Me imagino que gobiernos como el de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y otros del continente han de estar deseosos de estas ciudades y sus poblaciones por igual ¿o las mandarían a la punta del cerro por obscena, apátrida e indecente?

City Charter: an indecent proposal

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