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sábado, 16 de enero de 2010

hermafroditismo


Desde Olanchito
EL HERMAFRODITISMO
Marel Medina Bardales
Traductor
Mc-920607
(Tomado de la revista Discover, escrito por JARED DIAMOND.

El señor JARED DIAMOND, es un colaborador de la revista DISCOVER. Es, asimismo, profesor de fisiología de la Escuela de Medicina de UCLA. Ha ganado el premio Los Genios  MacArhur y autor  'El Tercer Chimpancé")

"Para horror de ellos mismos y de sus padres, algunos bebés nacen con genes masculinos y terminan con partes corporales femeninas".

Bárbara creció aparentemente como cualquier niña normal disfrutando de una alegre niñez. Al comenzar sus años de adolescencia ella esperaba con expectación los cambios del desarrollo sexual que apreciaba en las chicas mayores. Pero poco a poco, Bárbara comenzó a sentir que los esperados cambios no estaban ocurriendo en ella. A los 14 años, Bárbara estaba realmente preocupada: No menstruaba y sus pechos no mostraban crecimiento alguno. De lo que padecía era de un dolor en su ingle izquierda que eventualmente fue disminuyendo, para convertirse en un nódulo al lado izquierdo de sus labios vaginales menores. Con gran asombro sentía como su voz enronquecía y su clítoris crecía hasta convertirse en un pene.
Al cumplir Bárbara dieciséis años, su pene tenía erecciones y hasta logró eyaculaciones; se encontró sintiendo interés sexual por las chicas. Para entonces ella estaba convencida de que era un muchacho y que la masa o nódulo que misteriosamente había aparecido en su ingle era en realidad un testículo. Bárbara luchaba con el problema de ¿cómo presentarse ante sus padres y amigas ante quienes evitaba mostrarse desnuda. Ella sabía que sus padres y amigas sospechaban algo. ¿Cuando ellos se enteraran la o lo ridiculizarían como a un fenómeno?
La gran mayoría de nosotros nace macho o hembra en forma irrefutable y permanece así por el resto de su vida. Tenemos las apropiadas partes sexuales conforme a un sólo género, sin piezas discordantes. Es raro que uno encuentre entre nosotros a un verdadero hermafrodita, o sea a un individuo que posea los dos sexos.
No obstante hay algunos desafortunados seres humanos llamados seudohermafroditas cuyo sexo presenta una apariencia ambigua. Al nacimiento de millares de bebés el médico no puede decir: "¡Es un niño!", o "¡Es una niña!", pero debe admitir :"No sé realmente que es". Así como Bárbara, algunos aparentan haber nacido como niñas, pero se convierten en muchachos en la pubertad. Otros tienen una vagina y los órganos externos femeninos, pero carecen de órganos internos como los ovarios y las trompas de Falopio; en vez de ello, tienen ciertos órganos internos masculinos, como la vesícula seminal, o testículos ocultos en el cuerpo.
Muchos de estos mosaicos sexuales se las ingenian para sobrevivir esta adversidad. Y sin duda sus narraciones son conmovedores testimonios de la habilidad humana para hacerle frente a la injusticia que a veces nos da la naturaleza. Pero sus vidas son también instructivas, porque nos ilustran en cuanto a algunas preguntas básicas que nos concierne a todos. Por ejemplo, está la pregunta más fundamental: ¿Qué es lo que determina nuestro género? ¿Cómo es que los mecanismos que determinan algo tan fundamental se equivoquen tan meridianamente?
En definitiva, nuestro género está determinado por nuestros genes, que se encuentran hacinados en cada célula en 23 pares de paquetes microscópicos llamados cromosomas. Los 23 pares de cromosomas humanos pueden ser numerados y distinguidos unos de otros por diferencias consistentes en su apariencia. Los cromosomas del 1 al 22, ambos miembros del par parecen idénticos. Solo en el caso del cromosoma 23, el cromosoma del sexo, los dos miembros del par difieren; y solo en los hombres existe una diferencia de tamaño entre el cromosoma 'X' que es más grande con su compañero, el cromosoma 'Y' que es más pequeño. Las mujeres solo tienen un par de cromosomas 'X'.
¿Qué es lo que hacen los cromosomas del sexo? Muchos genes del cromosoma 'X' especifican tendencias diferentes a las relacionadas con el sexo, tales como la habilidad de distinguir el rojo del verde. Sin embargo, el cromosoma 'Y' contiene genes que especifican el desarrollo de los testículos. Entre la quinta y sétima semana después de la fertilización, los embriones humanos de ambos sexos desarrollan una gónada de propósitos múltiples la que puede más tarde convertirse o en testículo o en ovario. Si un cromosoma 'Y' está presente, la gónada de propósitos múltiples comenzará a convertirse en la octava semana en un testículo; pero si no está presente el cromosoma 'Y', entonces, la gónada de múltiple propósito espera hasta la décimo tercera semana para empezar a convertirse en un ovario. Así es la tendencia natural de nuestras gónadas primordiales de desarrollarse como un ovario si no hay nada que intervenga. Algo especial, como el cromosoma 'Y', es requerido para que se convierta en un testículo.
Pero para ser hombre se necesitan más que testículos. El pene es uno de las muchas necesidades obvias, así como la mujer necesita más que ovarios, por ejemplo, ayuda tener una vagina. Para formar el pene, la vagina y otros órganos sexuales, el embrión esta dotado de otras estructuras sexuales de múltiple propósito además de las gónadas primordiales. No obstante, a lo contrario del caso de los testículos, el desarrollo de estas estructuras no están directamente especificadas por el cromosoma 'Y'. Más bien, estas estructuras se canalizan hacia los órganos masculinos por las secreciones de los mismos testículos; mientras que la falta de estas secreciones testiculares canaliza a las mencionadas estructuras hacia los órganos femeninos.
Por ejemplo, en la octava semana de gestación los testículos comienzan a producir la hormona testosterona, parte de ella se convierte en dehidrotestosterona, o DTH. Estas hormonas se llaman andrógenas. La DTH convierte algunas de las estructuras embriónicas de muchos propósitos en el pene, el falo y el escroto. Esas mismas estructuras desarrollan, al no existir la testosterona, los equivalentes femeninos: el clítoris, los labios menores y los labios mayores de la vulva.
Ya que el cromosoma 'Y' especifica los testículos, y si se sabe que la ausencia o presencia de las secreciones testiculares especifican las estructuras de la feminidad o la masculinidad, se podría pensar de que no hay manera de que alguien aparezca convertido en un hermafrodita. Es más, pudiera pensarse, que el cromosoma 'Y' garantizaría el ciento por ciento de órganos masculinos; y la ausencia del cromosoma 'Y' garantizaría el ciento por ciento de órganos femeninos.
De hecho, en una larga serie de más pasos bioquímicas, programados por otros cromosomas que no son los del sexo, se requiere que se produzca todas las demás estructuras además de los ovarios o los testículos. Cada paso, involucra la síntesis de una enzima, especificada por un gene. Si un gene es alterado por una mutación, la enzima de la cual éste es responsable pudiera estar defectuosa o ausente totalmente. Axial, un defecto enzimático puede resultar en un macho seudohermafrodita, definido como alguien con un cromosoma 'X' y un cromosoma 'Y'; y por lo tanto, intrínsecamente macho, pero con una mezcla tanto de estructuras femeninas como masculinas.
En el seudohermafrodita, algunas estructuras masculinas continúan desarrollándose normalmente porque ellas dependen de las enzimas y hormonas que permanecen normales. Sin embargo, las estructuras masculinas dependientes de enzimas defectuosas están completamente ausentes o reemplazadas por sus equivalentes femeninos. Esto se puede ilustrar en la discusión de los dos tipos de seudohermafrodita masculino, uno resultante de un receptor andrógeno defectuoso y el otro de un defecto enzimático que convierte la testosterona en DHT.
EL primer tipo de seudohermafrodita parece ser una mujer normal. En efecto, "ella" a veces cubre el ideal masculino de la belleza femenina mucho más que la mujer promedio, porque sus pechos tienden a ser más desarrollados y sus piernas largas y gráciles. Su complexión es perfecta y la estatura como la de un hombre. Es por eso que algunos casos han aparecido repetidamente en el mundo del modelaje y la belleza.
Como este tipo de hermafrodita parece una nena normal en el nacimiento y externamente sufre el desarrollo normal de la pubertad, el problema no es reconocido sino hasta que la adolescente consulta a su médico por la ausencia del menstruo. En este momento el doctor descubre la razón simple por este fenómeno: la paciente no tiene útero, ni trompas de Falopio, ni vagina superior; más bien, la vagina termina en un sector ciego sin conexión con un útero, aunque es generalmente adecuada para la relación sexual. A1 extenderse el examen de la paciente reveló que los testículos eran normales, excepto que estaban enterrados en la ingle o en los labios vulvares; éstos segregaban testosterona normal y estaban programados por el cromosoma 'Y' normal. En otras palabras, la bella modelo es un hombre que genéticamente tiene un bloqueo bioquímico con la habilidad de responder a la testosterona.
EL bloqueo resultó estar ubicado en la célula receptora que normalmente vincularía a la testosterona y la dihidrotestosterona capacitando a esos andrógenos a proseguir con los pasos posteriores del desarrollo genital masculino. Quítense los lectores de este articulo ese andrógeno receptor y todos hombres normales comenzarían a parecerse como las bellas modelos también.
El resultado, entonces, es el de un varón genético que no puede ser un hombre; en breve, un varón genético cuyas partes sexuales externas son las de una mujer. A pesar de tener un cromosoma 'Y', los testículos ocultos y un nivel de testosterona masculino normal. Casi todas estas personas seudohermafroditas se ven a si mismas y por el resto de las personas que las rodean como mujeres; muchas se han casado. Por supuesto, que sin útero ni ovarios no pueden tener hijo pero si pueden adoptarlos. Muchos están muy bien ajustadas a su papel de mujer y no muestran signos de estrés emocional.
En estos casos, los testículos no sólo fallan en hacer a un hombre, sino que también no influyen en la felicidad disponible de estas mueres como esposas y madres.
El segundo tipo de hermafrodita está ejemplificado en el caso de Bárbara con el que se comienza este artículo. Bárbara y muchos otros individuos similares sufren de una deficiencia de una enzima defectuosa llamada 5-alpha-reductasa (5AR). Así como los seudohermafroditas con receptores andrógenos defectuosos, son genéticamente varones, con un cromosoma 'Y' normal, con testículos y un nivel de producción normal de testosterona y el factor inhibidor Mülleriano. Debido a este factor inhibidor estos hermafroditas no pueden desarrollar un útero, las trompas de Falopio o las partes internas de la vagina. Sus genitales externos parecen femeninos al nacer, aunque son un poco ambiguos y muestran características masculinas. Esta ambigüedad, algunas veces, permite que los bebés con una deficiencia de 5AR puedan ser identificados al momento de nacer. Durante la pubertad, sin embargo, muchos de estos jóvenes se masculinizan más. 
Porque estos bebés nacen con testículos (aunque escondidos en la ingle o los labios vulvares) y tienen órganos internos masculinos normales (vesícula seminal, vas deferens y epidídimo) se puede concluir que el crecimiento de estas estructuras podrían ser disparadas por la secreción de testosterona mientras el feto estuvo dentro del útero maternal.
Signos de crecimiento de adolescentes masculinos que permanecen normales incluyen desarrollo muscular, crecimiento del pene y del escroto, capacidad de erección y eyaculación y ausencia de crecimiento de las mamas. Esto pudiera ser influido debido a la testosterona secretada durante la pubertad.
Aunque al nacer, estos varones genéticos muestran numerosas características femeninas. Sus genitales externos se parecen más a un clítoris y a los labios vulvares que a un pene o un escroto. Tienen vagina, aunque ésta termina en un tubo ciego. Adentro la próstata es pequeña o no existe. La uretra se abre no en la punta del pene/clítoris sino entre el ano y la vagina (lo que significa que aunque estos seudohermafroditas pueden mantener una erección y realizar una relación sexual, la localización de la uretra asegura que la eyaculación emerja del orificio entre las piernas y no del pene impidiendo entrar naturalmente en la vagina del socio sexual).
En la pubertad estos seudohermafroditas experimentan un crecimiento de la barba y el vello corporal algo atenuado, mientras que la calvicie que caracteriza a los hombres ancianos no se desarrolla en ellos.
 


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