MARTES 4 DE ENERO DE 2011
!Otro Desprecio! por Billy Peña
El sábado pasado, primer día del año 2011, tomó posesión de la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, primera mujer que ocupa la presidencia de ese gran país sudamericano, recibiendo la banda presidencial del mandatario saliente, el inmensamente popular Luiz Inácio Lula da Silva, quien ocupó el exaltado cargo dos veces consecutivas. Lula asumió en el año 2002. Los actos inaugurales tuvieron lugar en el Congreso y la recepción posterior en el palacio de Planalto.
La presidente Rousseff se mostró amable con todos los invitados y saludó con simpatía tanto a Hillary Clinton, secretaria estadounidense de Estado, como a Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Ese detalle es de importancia, así como de capital importancia ha sido el hecho de que nuestro presidente, don Porfirio Lobo Sosa, no haya recibido invitación para asistir a la toma de posesión de la nueva presidente. Eso se debe a que Brasil no legitima al gobierno que preside don Porfirio Lobo. ¿Se trató de un desprecio? Pienso que no fue otra cosa que un desprecio. Honduras ha sido sometida a numerosas humillaciones debido al golpe de Estado del año 2009. A Honduras se lo considera un país irrespetuoso de la Constitución y violador de los derechos humanos.
El hecho de que el presidente Lobo Sosa no haya sido invitado a los actos de asunción de Dilma Rousseff, significa que Brasil no acepta a nuestro gobierno. Hemos sido humillados. Tampoco se nos quiere en la Organización de Estados Americanos (OEA). A muchos hondureños los tiene sin cuidado el desprecio y la humillación. Tampoco fuimos invitados a la reunión de países americanos celebrada recientemente en Mar del Plata, Argentina. Como hondureño me siento marginado y humillado. Ignoro el rumbo que lleva nuestro país y es algo que debería preocupar a todos los hondureños, sin embargo, la expulsión de nuestro país de la Organización de Estados Americanos tiene sin cuidado al canciller de la República. El funcionario le resta importancia a la expulsión e imaginamos que no le da ninguna importancia al hecho de que el presidente Lobo Sosa no haya sido invitado a la toma de posesión de Dilma Rousseff, primera mujer presidente de Brasil, cuando el hecho se reviste de gravedad tanto política como diplomática, sin embargo, es muy posible que el señor canciller de la República no comprenda lo que significa que el gobierno brasileño haya marginado al presidente de Honduras. Lamentablemente, en estos casos, es imposible reclamar. Lo que nuestro gobierno debe hacer es guardar silencio y soportar el desprecio. Entiéndase que no se ha humillado al presidente Lobo Sosa, de ninguna manera… se ha despreciado a su gobierno y, como tal, a todos los hondureños, pero no creo que lo comprendamos a cabalidad, pero de comprenderlo, no nos queda otra alternativa que callar ya que salir con un dislate oficial sería otro disparate… y en disparates tenemos maestría. De manera que esperamos que la cancillería hondureña guarde silencio y que ni se le ocurra reclamar enviando notitas diplomáticas al recién inaugurado gobierno de doña Dilma.
No podemos —ni siquiera en sueños—compararnos a Brasil. Escuchando el discurso inaugural de la presidente Rousseff me llamó mucho la atención que dijera que una de sus metas será engrandecer la clase media de Brasil… tal como lo hizo Lula da Silva durante sus dos gestiones consecutivas. Ambos comprenden que la clase media es la columna vertebral de los países y es la clase media la que los saca del subdesarrollo. Nosotros no pensamos así. En Honduras se cree —equivocadamente— que la clase empresarial es la que se reviste de gran importancia. No es así. Sin una clase media fortalecida un país deja de ser país. En Estados Unidos existe una gran clase media, también en México y ambos países son superiores a nosotros. Ese es un hecho irrebatible y debemos aceptarlo.
La política exterior que regirá al nuevo gobierno que rectora la presidente Rousseff defenderá tres ejes históricos de la estrategia internacional de Brasil como son la no intervención, la defensa de los derechos humanos y el multilateralismo. Magnífico. Ahora quisiera saber cuáles son los diseños que rigen a la política exterior de nuestro país. Ya he dicho en columnas anteriores que es muy posible que ni siquiera tengamos una política exterior exacta y definida. La cancillería hondureña es decorativa. La presidente Dilma Rousseff no sólo mantendrá una política exterior definida sino que también aspira elevar a Brasil a la categoría de “nación desarrollada y de clase media.” Y pronunció el impactante binomio, desarrollo y clase media. Esa también fue la aspiración del ex presidente Lula y es por eso que entregó el poder, constitucionalmente, gozando de un 80 por ciento de popularidad. Dilma Rousseff ocupará la presidencia hasta el año 2014 y es muy posible que busque la reelección. Lula ha dado a entender que podría volver a lanzarse en busca de un tercer período presidencial. El actual gobierno, tal como el de Lula, busca relacionarse con países capitalistas y socialistas, pero no desea relacionarse con países golpistas.
La presidente Rousseff se mostró amable con todos los invitados y saludó con simpatía tanto a Hillary Clinton, secretaria estadounidense de Estado, como a Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Ese detalle es de importancia, así como de capital importancia ha sido el hecho de que nuestro presidente, don Porfirio Lobo Sosa, no haya recibido invitación para asistir a la toma de posesión de la nueva presidente. Eso se debe a que Brasil no legitima al gobierno que preside don Porfirio Lobo. ¿Se trató de un desprecio? Pienso que no fue otra cosa que un desprecio. Honduras ha sido sometida a numerosas humillaciones debido al golpe de Estado del año 2009. A Honduras se lo considera un país irrespetuoso de la Constitución y violador de los derechos humanos.
El hecho de que el presidente Lobo Sosa no haya sido invitado a los actos de asunción de Dilma Rousseff, significa que Brasil no acepta a nuestro gobierno. Hemos sido humillados. Tampoco se nos quiere en la Organización de Estados Americanos (OEA). A muchos hondureños los tiene sin cuidado el desprecio y la humillación. Tampoco fuimos invitados a la reunión de países americanos celebrada recientemente en Mar del Plata, Argentina. Como hondureño me siento marginado y humillado. Ignoro el rumbo que lleva nuestro país y es algo que debería preocupar a todos los hondureños, sin embargo, la expulsión de nuestro país de la Organización de Estados Americanos tiene sin cuidado al canciller de la República. El funcionario le resta importancia a la expulsión e imaginamos que no le da ninguna importancia al hecho de que el presidente Lobo Sosa no haya sido invitado a la toma de posesión de Dilma Rousseff, primera mujer presidente de Brasil, cuando el hecho se reviste de gravedad tanto política como diplomática, sin embargo, es muy posible que el señor canciller de la República no comprenda lo que significa que el gobierno brasileño haya marginado al presidente de Honduras. Lamentablemente, en estos casos, es imposible reclamar. Lo que nuestro gobierno debe hacer es guardar silencio y soportar el desprecio. Entiéndase que no se ha humillado al presidente Lobo Sosa, de ninguna manera… se ha despreciado a su gobierno y, como tal, a todos los hondureños, pero no creo que lo comprendamos a cabalidad, pero de comprenderlo, no nos queda otra alternativa que callar ya que salir con un dislate oficial sería otro disparate… y en disparates tenemos maestría. De manera que esperamos que la cancillería hondureña guarde silencio y que ni se le ocurra reclamar enviando notitas diplomáticas al recién inaugurado gobierno de doña Dilma.
No podemos —ni siquiera en sueños—compararnos a Brasil. Escuchando el discurso inaugural de la presidente Rousseff me llamó mucho la atención que dijera que una de sus metas será engrandecer la clase media de Brasil… tal como lo hizo Lula da Silva durante sus dos gestiones consecutivas. Ambos comprenden que la clase media es la columna vertebral de los países y es la clase media la que los saca del subdesarrollo. Nosotros no pensamos así. En Honduras se cree —equivocadamente— que la clase empresarial es la que se reviste de gran importancia. No es así. Sin una clase media fortalecida un país deja de ser país. En Estados Unidos existe una gran clase media, también en México y ambos países son superiores a nosotros. Ese es un hecho irrebatible y debemos aceptarlo.
La política exterior que regirá al nuevo gobierno que rectora la presidente Rousseff defenderá tres ejes históricos de la estrategia internacional de Brasil como son la no intervención, la defensa de los derechos humanos y el multilateralismo. Magnífico. Ahora quisiera saber cuáles son los diseños que rigen a la política exterior de nuestro país. Ya he dicho en columnas anteriores que es muy posible que ni siquiera tengamos una política exterior exacta y definida. La cancillería hondureña es decorativa. La presidente Dilma Rousseff no sólo mantendrá una política exterior definida sino que también aspira elevar a Brasil a la categoría de “nación desarrollada y de clase media.” Y pronunció el impactante binomio, desarrollo y clase media. Esa también fue la aspiración del ex presidente Lula y es por eso que entregó el poder, constitucionalmente, gozando de un 80 por ciento de popularidad. Dilma Rousseff ocupará la presidencia hasta el año 2014 y es muy posible que busque la reelección. Lula ha dado a entender que podría volver a lanzarse en busca de un tercer período presidencial. El actual gobierno, tal como el de Lula, busca relacionarse con países capitalistas y socialistas, pero no desea relacionarse con países golpistas.