La CH, la LL y
¿POR QUÉ NO LA H?
El corto noticioso que difunde la decisión de la Academia de la Lengua Española de cancelar las letras Ch, ch y L1, 11 del alfabeto español para diz que evolucionar y modernizar nuestro idioma ante el inglés, el francés y otras lenguas europeas que se cargan más ornamentos que las nuestras. Para el caso están las letras: Ä, Å, Ç, Ö, Ü, ë, ê, ã, õ, û, œ, æ; sin incluir las vocales y consonantes adornadas de los idiomas europeos orientales como el checo, polaco, croata, etc., las que parecen antes y gamos en celo de tanta cornamenta que ostentan.
Ace algunos años escribí un artículo que abogaba por la ablación de la ache y recibí privadamente reprimendas amistosas como la de don Ibraín Gamero Idiáquez -que en la oficina del Centro Editorial del poeta de cabellera plateada Julio Escoto-, me dijo sonriendo con esa expresión facial carismática y risueña, pero recriminante con su indice diestro:
-A pesar de todo, la ache sigue siendo elegante y ermosa.
También por los diarios hondureños recibí criticas, gruñidos y silbidos de indignados lectores de la prensa nacional, asta ataques personales de un activo escritor -que por cierto ya no le leemos por aberse ausentado del arte desde un micromunicipio del departamento de Francisco Morazán; sin embargo no ubo ninguna referencia seria a la propuesta sobre la cancelación de la ache del alfabeto y de nuestra escritura.
Por ello someto a la consideración de los ispanoablantes el tema de la ache pero con la siguiente advertencia.
Nuestro idioma se precia de ser uno de los lenguajes más fonéticos del planeta. Sin embargo, en la transformación de fonemas y alófonos acia formas sencillas, simples y lójicas de pronunciación, cuando se apartan de la etimolojía, ay cierta reticencia de saltar temerariamente los óbices impuestos por la tradición: como la eliminación de la letra ache de su posición superflua en el castellano—actualmente ocupando el segundo lugar entre los idiomas vivos maternos;y de escribir en todos los casos que usa G seguida de la E o de la I.
Los ispanoablantes alfabetas usamos la ache en la escritura porque emos sido forzados a ello. Las maestras escolares –las del viejo cuño, porque las maestras nuevas no saben ni ache – pueden atestiguar de la renuencia infantil que con lójica fulminante se oponen a aprender un signo que no se pronunciará. Lo mismo ocurre con el semianalfabeta que escribe la mayoría de las palabras sin ache porque para él no suena ni existe.
Esta reforma ayudaría a la ortografía española mucho y disminuiría el analfabetismo al facilitarse el aprendizaje del español por parte de adultos y niños.
La lucha entre los revolucionarios por la evolución en el idioma y los conservadores que se oponen a ella es enconada. No obstante, el idioma de Cervantes, a tenido grandes cambios en su ortografía.
Antes de la reforma de la Real Academia Española en 17ó3, se escribían voces como: philosophia, throno, rhythmo, psalmo, etc., donde se respetaba la grafía de las letras griegas: phi (q), theta (), rho (P), psi () sin embargo, el uso y el sentido común de los parlantes castellanizo dichas voces.
E1 francés y el inglés an sido más conservadores sobre este asunto pues escriben las voces del ejemplo asi: Philosophie/phillosopy; trone/ throne; rythme/ rhythm; psaume/psalm.
Los conservadores se oponen a las reformas de castellanización de las voces prestadas de otros idiomas por ser defensores de la ortografía etimolójica, ya que al permitirse tales reformas se imposibilitaría el reconocimiento de las palabıas derivadas de una lengua y además dificultaría la detección del parentesco con otras lenguas afines.
Todo ello para darle paz a los filólogos y no claridad a los ablantes. La batalla de los conservadores tiene visos de perdida pues, para el caso, las lenguas románticas, primas ermanas del español, están separándose unas de otras desde ace un milenio.
E1 idioma es dinámico y refleja los cambios de la sociedad que lo abla. Los puristas desean que los cambios ocurran medidos y rejidos por las normas escritas que con su estática atrasan el desenvolvimiento del idioma. La istoria nos indica que las cosas ocurren en forma diferente. Se quiera o no, es el vulgo quien dicta el cambio: del latín vulgar y no del clásico se derivaron las lenguas romances. Es más se sospecha que el latín culto nunca fue la lengua de nadie excepto los romanos cultos.
Ay que ver con atención el fenómeno lingüístico del espanglés estadunidense con sus modalidades del anjelino, el tejano, el miamense y el neoyorquino, donde más de veinticinco millones de ispanoablantes—en su mayoría emigrantes tercermundistas latinoamericanos refujiados, exiliados semianalfabetos y depauperados buscando desesperadamente un futuro mejor—están consoli dando un idioma íbrido uniendo su sintaxis nativa con la inglesa. Leamos una expresión típica del espanglés miamense: «Ey, iu, cerrá 1 guindo que está reiniando y se va a mojar la fornichura »; asimismo, los ispanoablantes nacidos en los Estados Unidos y que se preocupan por aprender el español si no an tenido rijidez familiar, ablan nuestro idioma con la disposición bucofarinjeo de la pronunciación inglesa que al escucharse por radio o televisión parece que ablan el español como si mascaran clavos.
No ay duda que la propuesta de omitir la ache de las posiciones mudas en las voces ispanas -que no es ninguna orijinalidad pues los italianos ace tiempo se birlaron la ache y siguen ablando italiano- incomodará a los que creen que el español es inmutable; que el buen gusto y el esplendor será perjudicado; que la etimolojía será violentada y que el español se deformará. En realidad, el español se estilizará al ser más fonético.
En la América ispanoablante ay escollos de pronunciación con las letras c, s, z, 11, y, b, y v. Referirse a ellas ocuparía un volumen aparte. Onduras -que bella se mira, ¿No?- observa una lasitud ortográfica orrenda, una sintaxis atravesada y una gramática enrevesada; por ejemplo en las listas electorales del Tribunal Nacional de Elecciones, el apellido Emández con ache, está escrito de diversas formas: Ernandes, Emández, y con ache y s final; el apellido González está perdiendo las zetas por las eses; en los diarios impresos es muy común leer esta voz como G onzales; los compositores de texto y los revisores no sienten el menor remordimiento ni compunción en cortar los diptongos por donde sea en cuanto llegan al final del renglón; los reporteros por su parte por tratar de ser brillantes en sus gacetillas convierten los adjetivos en verbos y parte sin novedad. Los que escriben los titulares acen unos gazapos y expresan ambigüedades no se sabe si con intención o por pura ignorancia idiomática.
Es paradójico, pero los periódicos que deben ser los textos populares de enseñanza gramatical son fuente de confusión para las masas semianalfabetas y las presumibles alfabetas que viven imbuidas en un mundo lleno de incertidumbres ortográficas, gramaticales y semánticas.
Es un echo que la impresión inicial de leer palabras escritas sin la ache 0 donde la g a sido sustituida por la j antes de las vocales e e i resulta extraña; pero a medida que se acaricia la idea, los tigres de papel desaparecen.
Los esfuerzos por obtener una escritura fonética vienen desde los tiempos de ¡Quintiliano, Nebrija, Bello, y más modernamente con Casares, Bally, Amunátegui y C'elva.
En más de mil años el castellano a evolucionado con suma lentitud, aunque al comparar la grafía de sus albores con la de nuestro tiempo, el cambio a sido violentisimo.
Los ondureños seremos síquicamente afectados con la omisión de esta letra muda de nuestro idioma; tal vez, al librarnos del peso de la ache levantemos cabeza y agamos algo mejor por nuestra amada Onduras.
Por otra parte, pronunciaremos muchísimas palabras como siempre pero la grafía será diferente y aparezca la j antes de e o i, o cuando la ache separaba dos vocales y aparezca otra tercera para suavizar el alófono, ejemplo: ispanoablante derivará a ispanuablante; lo mismo a ocurrido con estadounidense que ya prestijiadas revistas como ¡DESPERTAD! la escriben como estadunidense.
Veamos aora como quedarán muchas voces conocidas sin la ache: ospital, ábil, abilidad, abitación, ábito, ablar, acer, acienda, ambre, aragán, ombre, arto, ato, az, idra, azaña, elado, ediondo, elicóptero, emisferio, emorrajia, emorroides, ereje, ermano, éroe, etaira, ez, ídrico, idrójeno, ijiene, imno, ípico, ervir, ito, oja, ola, ora, orno, ormiga, otel, oy, uevo, ueso, uir, umillar, uracán, usmear, urgar, urto, almoada (almuada), retaíla, desaogo, desije, ijo, desaucio, deseca, deserbar, desidratar, desielo, desonra, desuesar, enebrar, ebilla, arina, oto, ilo, ielo, elecho... Para muchos esta opinión será anatema. Dejemos que los puristas y los amantes de la etimolojía se quiebren la cabeza listando los nuevos fonemas y alófonos que se derivarán por la ablación de la ache. En cambio, en la letra CH, la fuerza de la ache suena vibrante, sonora y sibilante, aunque el sonido no es ni el de la c ni el de la ache. La ch apareció alrededor del siglo X[ cuando se inició la castellanización del latín. El sonido ch del español no procede directamente de sonidos latinos. Proviene de otros dialectos o lenguas ispánicas (gallego, portugués, catalán), o de otras lenguas: árabe, persa, francés, inglés y lenguas de América del Sur.
La doble ele (ll) geminada' intervocálica [cl, fl y pl] dio en español la grafía a 11; el grupo ffl intervocálica evolucionó también en 11, ejemplos: afflare> hallar; sufflare> sollar.
En cuanto a la doble ele, al ser eliminada del alfabeto aparecerán muchas confusiones con el yeyismo. Ya de por sí abía problemas entre estos dos fonemas, ahora será más negro o color de ormiga la solución para los iletrados.
Arjentina y Chile an echo algunos avances especialmente con je y ji para todos los casos que se empleaban con la g.
En Onduras, debido a la mala enseñanza del español de los maestros de primaria y de secundaria cuya indiferencia acia lo que aprenda el alumno está obligando a éstos a escribir el fonema gue y gui omitiendo la u muda y escribiendo paladinamente ge, gi con la pronunciación fuerte de la g jermánica. BB
Tarde más que temprano, nuestro idioma ará estos cambios lójicos$ forzado por la costumbre de la escritura y la pronunciación fonética de los ispanoablantes y asta es posible que se imite la dinámica inglesa, que no posee real academia de la lengua inglesa sino que se apoya en el estilo de sus poetas y escritores finos, en el uso que la jente culta ace del idioma y del sentido común.
El propósito de este burdo y arrebatado artículo es el de llamar la atención acia los problemas de nuestro idioma, nosotros como ispanoablantes debemos tomar decisiones sobre ellos; y en el fondo de mi corazoncito obligar a la academia hondureña a salir de ese letargo que con dos o tres excepciones como: el presidente actual, la dama que ocupa el sillón de una novelista danlidense en la columna Pecadillos del Idioma, Vilma Isabel Castillo Ernández y Atanasio Erranz,como refuerzo ibérico, están sacando el pecho por pulir la jerga que hablamos en Onduras.
Ojalá que este anelo no parezca orroroso para algún ondureño remilgoso con el español y me pida que en descargo a mi osadía me aga el jarakiri por meterme en camisa de once varas.
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