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viernes, 28 de mayo de 2010

MEJORAN LAS MAESTRÍAS Y LOS DOCTORADOS AL SER HUMANO


¿MEJORAN LAS MAESTRÍAS Y LOS DOCTORADOS AL SER HUMANO?
A la primera impresión la pregunta es una tontera. ¡¡¡Pues claro que mejoran!!! ¿Quién lo negaría? ¡El que lo dude es un tonto de capirote! En la UNAH se encuentran personas que son un enjambre de títulos y no se les nota un cambio en su personalidad. ¡Claro!, hay excepciones, hay personas que a leguas se les nota que han pasado por la universidad y han transformado su intelecto, su personalidad y su comportamiento.
La mayoría de los beneficiarios buscan títulos para ganar mas dinero y estatus social y tal vez académico en la vida universitaria; las personas que buscan títulos para profundizar sus conocimientos académicos y humanos esas son las triunfadoras las demás son las oportunistas y arribistas.
Creo que la UNAH solo se interesa en emitir dichos títulos sin parar en mientes qué efecto causan en los beneficiados. La universidad supone que el estudiante se esmerará en ascender por motu proprio en aprender per se, pero no es así. A veces quemándose las pestañas en arduo estudio, otras veces copiando o comprando el título y graduándose con un cartón sin valor porque no lo merecía.
¿A quién engañará esta persona? A la UNAH, a la sociedad en parte, pero  principalmente, a sí misma. En un principio ocultará su crimen, pero al final lo que no se sabe aflorará a la superficie, imperará la mediocridad en un profesional anodino... La UNAH será enteramente la responsable de esta anomalía, ¿Por qué? no controló la parte personal de la persona, solo la específica del estudio. ¿Y que tendremos? A una persona que habla mal el idioma, apenas sabe escribir, tal vez leer, pero como ostenta un título, eso es lo que vale.
Y a la larga, es el país quien paga las consecuencias: una mala universidad, una persona profesional mediocre, que entra a la farsa del mercado profesional.
Esa persona “profesional” solo busca un buen sueldo y quedarse con un perfil bajo para no hacer olitas.
Qué desgracia Dios mío.


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